" Cuando no hay espacio para la reflexión crítica, los
saberes implícitos no se trabajan, no se cuestionan
y así perdura lo que fue, lo que es y lo que resulta".
Andrea Alliaud.
Puedo pensar el lugar del profesorado como un tiempo en el discurrir formativo, donde se habilitó la construcción de espacios para la reflexión de aquellos saberes implícitos que portamos, en tanto sujetos que hemos pasado gran parte de nuestras vidas en instituciones educativas.
Tiempo de cuestionar lo instituido, lo naturalizado en cada uno, que imprimían una forma de mirar lo educativo y lo que a la educación se anudaba.
Tiempo de exclusión de lo homogéneo, cuestionamiento a la pedagogía tradicional, ruptura del binomio enseñanza-aprendizaje y su contracara: apertura al paradigma de la complejidad, a lo heterogéneo, lo diverso, lo multicultural, lo multidimensional, lo complejo.
Al decir de M. Souto, comenzar a considerar el acto educativo: "desde la complejidad, no desde la simplificación. Lo concibe multidimensionalmente o sea compuestos por variables sociales, institucionales, grupales, interpersonales, individuales e instrumentales; configurado desde niveles de significación manifiesto y no manifiesto; pasibles de análisis multireferenciados, con carácter dialéctico, con historicidad, con movimiento en el suceder temporal, con contradicción y conflicto, contextualizado, enraizado en una sociedad, una cultura y encarnada por sujetos.." (a).
Considero que el profesorado, desde diversos espacios de trabajo, provocó que uno construya una mirada crítica de los saberes previos (relacionados al acto educativo), como así también de la práctica misma que uno encaró en distintos espacios institucionales.
El camino de la autorreflexión como posibilitadora de cambios profundos,(de aquellas ideas enquistadas que se traducen en formas de práctica específica), que tal vez no conduzcan a nada bueno en el espacio del encuentro pedagógico.
Quisiera destacar del profesorado:
* El contacto con desarrollos teóricos diferentes, que posibilitaron que transforme ciertas representaciones que portaba de: la educación,la evaluación, los procesos de enseñanza y de aprendizaje, la planificación, los sujetos de la educación y el rol docente.
* La práctica como instancia para una "experiencia distinta" a lo que acontece en otros ámbitos formativos.
Si bien, al igual que acontece en la carrera de Psicología la instancia de práctica se ubica en el tramo final de la carrera, a diferencia de esta última (donde uno sentía que ponía el cuerpo a la práctica en calidad de observador de lo que otros profesionales hacían), en el profesorado uno entra en contacto directo con el rol futuro, uno pone el cuerpo a la función docente y va construyendo capacidades para el ejercicio de la profesión en calidad de alumno.
La presencia de observadores de esa función, que ubican lo posible a transformar para mejorar la propia posición, que apuntalan y orientan, generan la percepción de que uno se acerca a las prácticas sin estar inundado de la sensación de encontrarse solo frente a lo nuevo, de estar acompañado por otros (que ya han atravezado por esa instancia en otro momento).
Poder pensar la experiencia vivida en las prácticas, como territorio fértil para futuras reflexiones.
* Que es posible sostener una postura coherente entre el discurso y la práctica.
El discurso no queda ubicado como algo bello, o lo que es grato de escuchar, sino como algo que se anuda a la práctica y la experiencia. Si hablamos de evaluación formativa celebro que me evalúen desde esa posición y no que a la hora de la práctica concreta el discurso y el desarrollo teórico caigan en el territorio del olvido, dando lugar a aquellas viejas prácticas que se cuestionan.
* El espacio para la construcción de la autobiografía, como recorte narrrativo que trae a la conciencia aquellas marcas que impactaron en nuestra subjetividad en el tiempo de ser alumnos.
¿Qué rescatamos de nuestros viejos maestros?, ¿qué desechamos?, ¿qué alojar y qué excluir en la construcción de nuestro futuro rol?.
Es necesrio traer a la luz esos saberes implícitos, esas representaciones silenciadas, que de no ser trabajadas podrán tener presencia en nuestros futuros encuentros pedagógicos. Y quizás no nos conduzcan a nada bueno.....
Para finalizar, quisiera destacar una idea de R. Anijovich, que considero que sintetiza lo que significó para mí el profesorado: "podemos decir que un dispositivo de formación docente es un modo particular de organizar la experiencia formativa con el propósito de generar situaciones experimentales para que los sujetos que participan en él se modifiquen a través de la interacción consigo mismos y/o con otros, adaptándose activamente a situaciones cambiantes, apropiándose de saberes nuevos, desarrollando disposiciones y construyendo capacidades para la acción". (b)
No puedo dejar de agradecer a Alejandra Panizzo y Natalia Rosli por haberme acompañado en el camino por estos nuevos territorios y tenderme una mano allí donde me encontraba empantanada. Gracias por todo!!!! Paola.
Bibliografía utilizada:
Anijovich R y cols. (2009): "Transitar por la formación pedagógica. Dispositivos y estrategias". Buenos Aires. Editorial Paidós. Voces de la Educación. (b)
Souto M.(1993) "Hacia una didáctica de lo grupal". Buenos Aires. Miño y Dávila Editores. Cap I.(a)
jueves, 11 de noviembre de 2010
sábado, 6 de noviembre de 2010
" El maestro" - Eduardo Galeano
Los alumnos de sexto grado, en una escuela de Montevideo, habían organizado un concurso de novelas.
Todos participaron.
Los jurados éramos tres. El maestro Oscar, puños raídos, sueldo de fakir, mas una alumna, representante de los autores, y yo.
En la ceremonia de premiación, se prohibió la entrada de los padres y demás adultos. Los jurados dimos lectura del acta, que destacaba los méritos de cada uno de los trabajos. El concurso fue ganado por todos, y para cada premiado hubo una ovación, una lluvia de serpentina y una medallita donada por el joyero del barrio.
Después el maestro Oscar me dijo:
- Nos sentimos tan unidos, que me dan ganas de dejarlos a todos repetidores.
Y una de las alumnas, que había venido a la capital desde un pueblo perdido en el campo, se quedó charlando conmigo. Me dijo que ella, antes, no hablaba ni una palabra, y riendo me explicó que el problema era que ahora no se podía callar. Y me dijo que ella quería al maestro, lo quería muuuuuuuucho, porque él le había enseñado a perder el miedo a equivocarse.
Eduardo Galeano.
Me pareció linda la idea de compartir este cuento del libro "Bocas del tiempo". Como dije el cuatrimestre anterior me une a Galeano una relación de admiración personal, por su particular relación con la palabra, su reflexión crítica de la realidad, su mirada social y su elección de poner su voz a las minorías acalladas.
Este pequeño cuento me hizo reflexionar sobre el rol docente y como la enseñanza no puede ser reducido al saber de los contenidos de un campo disciplinar. El impacto y la transformación que un docente puede producir en la subjetividad de un alumno.
Me pareció de una profunda belleza, que este maestro posibilitara en la pequeña que se apropie de su voz, de su posibilidad de decir algo, de animarse y que en ese acto del decir se disolvieran sus temores profundos a equivocarse.
Pensar la responsabilidad del docente no solo en la orientación que imprime en la construcción colectiva del capital simbólico de determinada época, sino en las transformaciones que puede provocar en la subjetividad de sus alumnos.
Si pensaramos en la dimensión de la evaluación, donde todos participan y todos ganan, en todos los trabajos hay algo para destacar, para resaltar de los más propio que puede haber puesto en juego cada alumno. No se presenta la evaluación como instrumento de selección social, como productora de un juicio que consagra a algunos y excluye a otros. Sino en su dimensión formativa y formadora. Provocadora en los alumnos del "gusto de aprender".
Todos participaron.
Los jurados éramos tres. El maestro Oscar, puños raídos, sueldo de fakir, mas una alumna, representante de los autores, y yo.
En la ceremonia de premiación, se prohibió la entrada de los padres y demás adultos. Los jurados dimos lectura del acta, que destacaba los méritos de cada uno de los trabajos. El concurso fue ganado por todos, y para cada premiado hubo una ovación, una lluvia de serpentina y una medallita donada por el joyero del barrio.
Después el maestro Oscar me dijo:
- Nos sentimos tan unidos, que me dan ganas de dejarlos a todos repetidores.
Y una de las alumnas, que había venido a la capital desde un pueblo perdido en el campo, se quedó charlando conmigo. Me dijo que ella, antes, no hablaba ni una palabra, y riendo me explicó que el problema era que ahora no se podía callar. Y me dijo que ella quería al maestro, lo quería muuuuuuuucho, porque él le había enseñado a perder el miedo a equivocarse.
Eduardo Galeano.
Me pareció linda la idea de compartir este cuento del libro "Bocas del tiempo". Como dije el cuatrimestre anterior me une a Galeano una relación de admiración personal, por su particular relación con la palabra, su reflexión crítica de la realidad, su mirada social y su elección de poner su voz a las minorías acalladas.
Este pequeño cuento me hizo reflexionar sobre el rol docente y como la enseñanza no puede ser reducido al saber de los contenidos de un campo disciplinar. El impacto y la transformación que un docente puede producir en la subjetividad de un alumno.
Me pareció de una profunda belleza, que este maestro posibilitara en la pequeña que se apropie de su voz, de su posibilidad de decir algo, de animarse y que en ese acto del decir se disolvieran sus temores profundos a equivocarse.
Pensar la responsabilidad del docente no solo en la orientación que imprime en la construcción colectiva del capital simbólico de determinada época, sino en las transformaciones que puede provocar en la subjetividad de sus alumnos.
Si pensaramos en la dimensión de la evaluación, donde todos participan y todos ganan, en todos los trabajos hay algo para destacar, para resaltar de los más propio que puede haber puesto en juego cada alumno. No se presenta la evaluación como instrumento de selección social, como productora de un juicio que consagra a algunos y excluye a otros. Sino en su dimensión formativa y formadora. Provocadora en los alumnos del "gusto de aprender".
"De las representaciones previas al encuentro con la práctica".
Al inicio del segundo cuatrimestre se nos planteó la resolución de una actividad. La misma consistía en diferenciar nuestras preocupaciones o temores, en relación a la enseñanza en el nivel superior y en el nivel medio. Y cuales serían nuestras expectativas en este nuevo nivel.
En aquel momento había escrito: " A diferencia del nivel superior donde mis preocupaciones se centraban en relación a la "temática del saber", como trabajar los contenidos, como lograr ser clara conceptualmente con temas que no me eran familiares (o que no había trabajado yo misma como alumna) o como posicionarme frente a preguntas posibles de los alumnos (que no pudiera responder), ahora, en el nivel medio mis preocupaciones giran en torno a cuestiones de la "dinámica grupal" de la clase, como serán los adolescentes con los que tendré que trabajar, como lograr causar su interés, o como intervenir si se diera lugar a una situación tensa en el grupo (como ser falta de respeto entre ellos, o alguna sitación de discriminación). Cuestiones que están centradas más en el plano del vínculo con los demás."
"Mis expectativas en el nivel medio son: poder estar más tranquila frente al grupo a la hora de dar clases, poder presentar claridad conceptual, que los chicos puedan construir colectivamente alguna idea, que pueda ser una clase dinámica y logre captar su interés desde las distintas actividades".
Ahora a la distancia puedo pensar la importancia de esta actividad, el trabajo con las representaciones previas al encuentro con la práctica y con lo real que allí acontece.
Como imaginamos las situaciones, los actores ahí implicados, cuales son nuestras inquietudes y temores, nuestras expectativas. Y si estas representaciones no son trabajadas: ¿que presencia imaginaria cobra lo que para cada uno implica una interrogación, inquietud o temor?, ¿Cómo nos acercamos al espacio de las prácticas?.
Considero de fundamental importancia el trabajo con las ideas previas, tomar conciencia de las mismas, estar advertidos de como imaginamos anticipadamente el encuentro con determinados sujetos en un contexto institucional específico. Son representaciones, más tal vez, no sea lo real, lo que verdaderamente acontezca.
Considero igualmente necesario el trabajo que produce el quiebre de ciertas representaciones, y la construcción de otras nuevas, que nos permitan ampliar nuestra mirada, pensar por lugares antes impensados, cuestionar nuestras inquietudes o temores y acercarnos al espacio de las prácticas posibilitando "dejarnos sorprender" por lo incierto y único que porta cada encuentro pedagógico.
En aquel momento había escrito: " A diferencia del nivel superior donde mis preocupaciones se centraban en relación a la "temática del saber", como trabajar los contenidos, como lograr ser clara conceptualmente con temas que no me eran familiares (o que no había trabajado yo misma como alumna) o como posicionarme frente a preguntas posibles de los alumnos (que no pudiera responder), ahora, en el nivel medio mis preocupaciones giran en torno a cuestiones de la "dinámica grupal" de la clase, como serán los adolescentes con los que tendré que trabajar, como lograr causar su interés, o como intervenir si se diera lugar a una situación tensa en el grupo (como ser falta de respeto entre ellos, o alguna sitación de discriminación). Cuestiones que están centradas más en el plano del vínculo con los demás."
"Mis expectativas en el nivel medio son: poder estar más tranquila frente al grupo a la hora de dar clases, poder presentar claridad conceptual, que los chicos puedan construir colectivamente alguna idea, que pueda ser una clase dinámica y logre captar su interés desde las distintas actividades".
Ahora a la distancia puedo pensar la importancia de esta actividad, el trabajo con las representaciones previas al encuentro con la práctica y con lo real que allí acontece.
Como imaginamos las situaciones, los actores ahí implicados, cuales son nuestras inquietudes y temores, nuestras expectativas. Y si estas representaciones no son trabajadas: ¿que presencia imaginaria cobra lo que para cada uno implica una interrogación, inquietud o temor?, ¿Cómo nos acercamos al espacio de las prácticas?.
Considero de fundamental importancia el trabajo con las ideas previas, tomar conciencia de las mismas, estar advertidos de como imaginamos anticipadamente el encuentro con determinados sujetos en un contexto institucional específico. Son representaciones, más tal vez, no sea lo real, lo que verdaderamente acontezca.
Considero igualmente necesario el trabajo que produce el quiebre de ciertas representaciones, y la construcción de otras nuevas, que nos permitan ampliar nuestra mirada, pensar por lugares antes impensados, cuestionar nuestras inquietudes o temores y acercarnos al espacio de las prácticas posibilitando "dejarnos sorprender" por lo incierto y único que porta cada encuentro pedagógico.
Biografía Escolar: "El lugar del profesorado".
Quisiera destacar en el espacio de la biografía el lugar significativo del profesorado, por posibilitar (dicha instancia de formación) el quiebre y transformación profunda de aquellas representaciones anudadas a la educación, como ser: la evaluación, la planificación, el proceso de enseñanza y de aprendizaje, el rol docente, los sujetos de la educación. Fue muy importante el aporte que recibí como formación.
También quiero destacar las marcas que me llevo de la experiencia vivida, lo que puedo también seguir pensando a partir de los distintos espacios institucionales por donde circulé. El comenzar a construir algo del rol docente, poner el cuerpo a esa posición y acompañar a otros en la construcción colectiva del saber.
El lugar central y destacado de las observaciones, del dejarse mirar y que desde esa mirada uno adquiera más conciencia de aquellos rasgos más propios que se juegan en el vínculo con los demás y que a la hora de construir algo del orden del saber con los alumnos quizás sean más que un motor, un obstáculo.
Lo grato del profesorado es que percibo que con su formación las ideas no se cierran, sino que uno cada vez va teniendo más apertura y flexibilidad para pensar por otros lugares (antes impensados) lo posible de una práctica en determinado contexto.
El espacio de la construcción de la autobiografía como expresión narrativa que hace un recorte de lo experimentado por uno como alumno. Poder repensar las marcas que portamos en tanto sujetos que hemos habitado gran parte de nuestras vidas en instituciones educativas. Y el impacto que esas marcas silenciadas puedan generar en el encuentro pedagógico. De ahí la importancia de la autorreflexión y la historización de las mismas.
Por ahora, esto es lo que puedo decir y pensar. Ya que imagino la autobiografía como narrativa en permanente construcción: sin un cierre, sin un final. Porque considero que nuestro futuro lugar como docentes exigirá una constante y permanente reflexión sobre nuestra práctica, con determinado grupo de alumnos, en un contexto institucional específico.
También quiero destacar las marcas que me llevo de la experiencia vivida, lo que puedo también seguir pensando a partir de los distintos espacios institucionales por donde circulé. El comenzar a construir algo del rol docente, poner el cuerpo a esa posición y acompañar a otros en la construcción colectiva del saber.
El lugar central y destacado de las observaciones, del dejarse mirar y que desde esa mirada uno adquiera más conciencia de aquellos rasgos más propios que se juegan en el vínculo con los demás y que a la hora de construir algo del orden del saber con los alumnos quizás sean más que un motor, un obstáculo.
Lo grato del profesorado es que percibo que con su formación las ideas no se cierran, sino que uno cada vez va teniendo más apertura y flexibilidad para pensar por otros lugares (antes impensados) lo posible de una práctica en determinado contexto.
El espacio de la construcción de la autobiografía como expresión narrativa que hace un recorte de lo experimentado por uno como alumno. Poder repensar las marcas que portamos en tanto sujetos que hemos habitado gran parte de nuestras vidas en instituciones educativas. Y el impacto que esas marcas silenciadas puedan generar en el encuentro pedagógico. De ahí la importancia de la autorreflexión y la historización de las mismas.
Por ahora, esto es lo que puedo decir y pensar. Ya que imagino la autobiografía como narrativa en permanente construcción: sin un cierre, sin un final. Porque considero que nuestro futuro lugar como docentes exigirá una constante y permanente reflexión sobre nuestra práctica, con determinado grupo de alumnos, en un contexto institucional específico.
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